¡Escúchame! Te estoy
hablando…
La práctica de la “Escucha Activa” es una herramienta eficaz
de comunicación que ayuda a mejorar las relaciones interpersonales.
“Pedro mira hacia otro lugar
mientras Ana intenta explicarle un problema que le ha surgido en el trabajo, a
la par que ésta va siguiendo sus pasos e
intentando comunicarse sin que este la mire y le conteste de alguna forma…” “Mientras Rocío le habla a su amiga Carmen, ésta la interrumpe continuamente
para contarle cosas que en ese momento desea, sin tener en cuenta que su turno
no es ese, y que evidentemente escuchando a su amiga no está…”
Estos podrían ser dos ejemplos reales de problemas de
comunicación habituales donde no se está haciendo uso correcto de una escucha
activa. Pensemos que no es lo mismo “oír” que “escuchar concientemente”, oímos
constantemente pero, ¿realmente estamos prestando atención, nos estamos
interesando por el mensaje que se nos está enviando, queremos escuchar y
dedicar tiempo a procesar e interpretar eso que nos está transmitiendo nuestro
interlocutor?
Las respuestas a estas preguntas no podrán hacer reflexionar
sobre la importancia de hacerlo de forma adecuada, ya que nos ayudará a:
- Informarnos mejor mostrando que nos interesa o no, lo que se nos está contando.
- Cuando somos conscientes de que el otro nos escucha de forma activa, se nos da información sobre si se nos comprende, se nos sigue y les interesa lo que exponemos.
- Escuchar es necesario y es una habilidad básica para iniciar y mantener conversaciones con los demás.
- La escucha interviene y es siempre esencial en cualquier otra habilidad social, como por ejemplo, responder a los otros. (Primero debo saber escuchar, entendiendo el mensaje de forma correcta, para poder responder de igual manera). ¿Qué respondo si ni siguiera te he escuchado, prestado atención, comprendido, etc…?
- La escucha implica y debe ser acompañada de las expresiones faciales, la mirada y la sonrisa adecuada, para que esta sea más productiva y sume en la comunicación.
Errores que se producen por una deficiente escucha activa
en la comunicación con los otros.
- Interpretar desde nuestro punto de vista lo escuchado basándonos en nuestros juicios, interpretaciones, circunstancias, necesidades, etc.., sin verificar el mensaje expresado.
- Suponer lo que se nos va a contar adelantándonos y no dando tiempo a recibir el mensaje, ya que mientras nos hablan ya estamos pensando en que responder. (Mas que escuchar, estamos pensando en nuestra respuesta)
- Mantener con nosotros mismos una propia conversación interna (un diálogo con nosotros mismos, unos pensamientos que son automáticos, a veces constructivos, y otras veces distorsionados, sobre la propia conversación o sobre otros temas propios que nada tienen que ver con la conversación que estoy teniendo en ese momento y a la que debo atender) (si converso conmigo mismo, dejo de escuchar, pierdo información y no conecto con la otra persona a nivel emocional).
- No hacer sentir al interlocutor que se le escucha de forma verbal o no verbal.
Formas de practicar y mejorar nuestra escucha activa de
forma efectiva.
- Lo
primero que has de tener en cuenta y mejorar será tener en cuenta tu comunicación verbal y no verbal:
- Mantener un contacto ocular adecuado con el hablante.
- Tu cuerpo ha de estar mostrando interés y para ello ha de estar ligeramente inclinado hacia la otra persona.
- Mostrar una postura relajada y una distancia corporal adecuada.
- Acompañar de forma verbal mínima esa comunicación no verbal, con por ejemplo expresiones como “aha”, “si claro”, “ya”, “uhum”, etc…
- Asentir con la cabeza.
- Tu cara debe reflejar y sintonizar a nivel emocional con lo que te está contando tu acompañante.
- Si te encuentras en un momento donde no estás en disposición de atender, es mejor comunicarlo abiertamente y dejarlo para otro momento. De igual forma que si somos nosotros mismos los que detectamos que no se nos está escuchando es mejor preguntar que pasa, que le pasa, etc… para posponer la conversación cuando sea más adecuado para ambos. (Ten en cuenta que muchas veces caemos en el error de comunicar algo en un momento en el que no es adecuado, o el interlocutor no está disponible para recibir la información como a nosotros nos gustaría).
- Puedes utilizar y apoyarte en cuatro tipo de respuestas verbales de escucha activa como son:
La
Clarificación: Realizar una pregunta cuando se nos comunica algo
ambiguo o que no entendemos bien ¿Qué quieres decir con…? ¿Estás diciendo que…?
Paráfrasis:
Repetir una parte del mensaje que describe una situación, hecho, persona o idea
(repetir con las mismas palabras): De esta forma muestras escucha y verificas
el mensaje recibido.
Reflejo
de sentimientos: Repetición de los sentimientos del interlocutor
que se relacionan con lo comentado. “estás sintiendo…. o lo otro, porque….”
“entiendo que te sientes….. o así, por…. “
Síntesis:
Prolongar las respuestas de paráfrasis y reflejo, uniendo los distintos
elementos del mensaje de nuestro interlocutor o identificando los aspectos que
hemos detectado como más relevantes en lo que se nos ha contado (realizar un
pequeño resumen terminando con la pregunta ¿no?, dando lugar a que se verifique
para saber si lo has entendido correctamente).
Lo anteriormente expuesto no ha
de utilizarse de forma abusiva y estandarizada, pero nos puede ayudar junto con
lo comentado en otros puntos a mejorar
nuestra escucha y comunicación interpersonal para con los demás.
“Aprender a oír es
natural, pero aprender a escuchar, es vital”
“Escuchar envuelve
todos nuestros otros sentidos para ayudarnos a entender las palabras habladas”
Espero y deseo te haya sido de
ayuda.
Te invito a compartir
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lo que creas que pueda ayudar y aportar a los demás. Gracias!
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Un saludo, gracias por leerme y hasta pronto!
Alicia Camacho. Psicóloga.
Santa Cruz de Tenerife.